lunes, febrero 25, 2008

 

Ebrio de Nueva York de Enrique Vila - Matas

Mi Nueva York, que Behan escribió al final de su vida, es un recorrido por el infinito genio del paisanaje de una ciudad de felices destellos humanos. Behan escribió su libro en el hotel Chelsea, cuando ya estaba muy alcoholizado, a principios de los sesenta. Eran días de twist y madison, pero también de incipiente revolución. Unos años antes, el galés Dylan Thomas se había presentado en el Chelsea en la noche del 3 de noviembre de 1953 anunciando que había tomado dieciocho whiskies seguidos y que aquello le parecía todo un récord (murió seis días después). Pasados unos diez años, como si del mismísimo "barco ebrio" del poema de Rimbaud se tratara, "arrojado por el huracán contra el éter sin pájaros", el irlandés Behan iba a presentarse también en aquel hotel en condiciones tan beodas como las del galés, y sería auxiliado por Stanley Bard, el dueño del Chelsea, que le daría alojamiento a él y a su mujer, aun sabiendo que al escritor le habían echado de todos los hoteles. El gran Stanley Bard sabía que si había algún lugar donde Behan podría volver a escribir era el Chelsea. Y así fue. El hotel de la calle veintitrés, que siempre fue considerado un lugar propicio para la creatividad, se reveló crucial para Behan, cuyo libro fue redactado -sospecho que en realidad fue dictado- en la misma galería en la que viviera Dylan Thomas.

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